Veganismo y animalistas. Parte 1 de 3: Moralidad y bienestar Animal. Reflexión sobre algunas falacias, mentiras y mitos a su alrededor.

«Defiendes a los animales pero comes carne. ¡¡¡Hipócrita !!! Atte. Un vegano.»

moral carneSin duda una frase fuerte que nos da mucho para pensar. ¿Qué hay detrás de estas palabras?, ¿Es una idea justificable a la luz de nuestros conocimientos o es solo motivada por las creencias y las emociones? Hace tiempo me topé con esta frase y ello me inspiró a investigar lo que hay detrás de esta visión. Por ello he preparado esta publicación en donde a lo largo de tres partes compartiré algunas reflexiones que me he hecho al respecto. En esta primera parte abordaremos lo que probablemente sea el eje principal del veganismo, la moralidad y el bienestar animal. Y para comenzar:

¿Qué es ser vegano?

El veganismo es una práctica que se opone al uso o consumo de cualquier producto de origen animal, caracterizada por el rechazo a su explotación como materia prima, mercancía o comida (comúnmente es parte del movimiento animalista por el derecho de los animales). Originalmente nació como una manifestación de vegetarianos estrictos quienes estaban molestos con aquellos que a pesar de hacerse llamar vegetarianos consumían productos como leche y huevos e incluso utilizaban pieles para calzar, vestir o como accesorios. Se trata de una postura ética que pretende basar sus principios en un respeto total hacia los animales considerándolos como individuos con intereses que merecen ser respetados y quienes deberían gozar de ciertos derechos comparables con los derechos humanos como el derecho a la vida, el derecho a la seguridad del individuo y el derecho a estar libre de la esclavitud y de tortura, considerando que la explotación animal en los diferentes ámbitos en los que actualmente se les explota es una violación de sus derechos y un estado de esclavitud. Un movimiento que tiene implicaciones prácticas oponiéndose al uso de animales y tratando de evitar su muerte y sufrimiento en mataderos, centros de experimentación, zoológicos, acuarios, circos, granjas, etc. El veganismo al ser una postura ética en pro del beneficio animal comúnmente se le encuentra íntimamente ligado con el movimiento animalista que lucha por el derecho de los animales.

La verdad es que en teoría, el veganismo es una actitud perfectamente válida en el marco de un legítimo ejercicio de libertad del ser humano. Cada quien es libre de llevar el estilo de vida que más prefiera, sin embargo la realidad es que existen muchos mitos, falacias, mentiras, intentos de manipulación, muestras de misantropía e incluso violación a derechos y libertades alrededor de esta práctica. Defectos de los que – al igual que muchas otras filosofías de vida- adolece debido a una gran proliferación de irracionalidad entre algunos de sus integrantes y de los que nos convendría estar atentos a fin de poder identificarlos y evitar caer en ellos.

La protección de animales de la crueldad humana es una práctica muy loable y noble así como necesaria en una sociedad progresista. En la medida que nos preocupemos por el bienestar de los más indefensos crecerán aún más el derecho y la justica para todos por igual. No obstante, es de suma importancia poner atención a la forma en como esta meta trata de llevarse a cabo. La libertad de cada ser humano es por mucho el asta bandera que en cualquier causa primero debemos proteger. Y es que lamentablemente existen algunos grupos y autores que utilizando la bandera de “veganismo” y “protección animal” intenta imponer a veces por la fuerza y otras utilizando la culpa sus creencias.

El cambio de perspectiva y consciencia sobre los problemas sociales debería siempre venir del convencimiento a prohibir carnetravés de la razón y no de la autoridad o la culpa. Nada diferencia de un tirano a una persona que intenta imponer a otras por la fuerza sus ideas, sin importar si dichos ideales son los de un terrible dictador gobernando un país o una asociación dedicada a la protección y/o ética animal. Ser vegano debería ser una opción, no una obligación.

Antes de seguir avanzando, es necesario comprender que la vida es complicada. La sociedad, la economía, la moral, etc. No existe el “camino rosa”, o una “solución simple” a un sinfín de problemas como muchas veces se plantea inclusive al eje central del veganismo. El maltrato y explotación animal.  Nada en la vida es total mente bueno o totalmente malo, completamente positivo o completamente negativo. Todo viene en distintos matices de grises. Algunos grupos abanderados con el estandarte del veganismo y protección animal muchas veces esgrimen frases como la citada al principio mostrando una actitud de “Todo o Nada” (O dejas de comer carne o no eres un verdadero protector de animales). Una actitud infantil y simple, nada realista que no sirve de nada para conseguir soluciones reales a problemas reales en un mundo complejo como los que a continuación exploraremos.

Moralidad y bienestar animal

“Comer animales es inmoral” asegura la postura vegana. Podría decirse que el eje principal del veganismo es el eje moral. ¿De dónde surge una postura como esta?

Podríamos comenzar por preguntarnos ¿Qué es la moral? Y percatarnos que al observar la naturaleza nos damos cuenta que esta es amoral. No existe la moral fuera de los seres humanos. Los argumentos morales no son aplicables sobre un león que mata una gacela para alimentarse ya que la moralidad no existe como un ente independiente y objetivo en la naturaleza que pueda ser estudiado. La moralidad es una construcción de la mente humana, una herramienta social inventada por nosotros para poder convivir en paz unos con otros y como tal está sujeta a la subjetividad de las opiniones y la cultura. Por lo que cuando un grupo de personas considera inmoral matar un animal y otro grupo no lo ve así el asunto termina transformándose en una lucha de voluntades. No hay manera de comprobar cuál de las dos posturas tiene la razón ya que no hay un hecho independiente en la naturaleza contra el cual lo podamos contrastarlo. La moralidad solo es el resultado de la mayoría de opiniones humanas, un hecho análogo a cuando algunos opinan que es mejor el helado de chocolate que el de vainilla y otros llevan la contraria. En realidad nadie tiene la razón, es cuestión de gustos, opiniones y en general de apreciaciones subjetivas, por ello lo más viable en temas de moralidad será siempre tratar de convencer, no de imponer.

La moralidad surge como una clase de “acuerdo” a veces implícito y otras explicito entre seres humanos con la capacidad de comprender de cómo comportarse unos con otros para poder convivir en paz. Y es que a pesar de que en teoría la libertad (individualidad) de cada ser humano debe ser la primera asignatura a defender, la verdad es que en una sociedad nadie está aislado, lo que haga uno terminará afectando tarde o temprano, directa o indirectamente a otro. Por ello la moralidad termina siendo una intento de equilibrio (mal logrado la mayoría de las veces por cierto) entre la libertad personal  (de un ser con deseos e intención) y el intento de minimizar el impacto negativo de las acciones de unos hacia los demás basados en las creencias culturales (aunque en lo personal creo que más que en las creencias debería fundamentarse en la razón y en la comprensión de que nuestras acciones afectan a otros entendiendo que el derecho a mover nuestro puño termina donde comienza la nariz del otro).

Partiendo de esta definición, podemos entender que es básicamente imposible llegar a acuerdos similares con animales no humanos de como poder convivir en paz. Si esto fuera posible, también debería aplicar sin lugar a dudas la moralidad sobre los animales pero dado el obvio abismo racional e intelectual que lo impide, cualquier intento de hacerlo deberá ser echo solo entre seres humanos basado en la convicción y la razón para garantizar la libertad y jamás en la imposición o en un juego de falsa superioridad moral.

ego-ecoPara analizar un poco más a fondo este asunto, comencemos por una de las ideas más básicas que a veces (no siempre) se llega a utilizar en los intentos por conseguir una ética animal. El “Biocentrismo”. La cual es una teoría que asegura que todo ser vivo merece el mismo respeto moral por el simple hecho de estar vivo. Una postura que en primera instancia suena justa y digna de seguir, pero conforme empieza a analizarse se derrumba sobre sí misma.

Para comenzar debemos entender que ningún ser vivo puede sobrevivir sin afectar a otros. Es imposible. Si la bacteria que infecta nuestra boca tuviera los mismos derechos que nosotros, lavarnos los dientes sería un acto totalmente inmoral puesto que estaríamos cometiendo asesinato destruyendo la vida y las posibilidades de desarrollo de alguien igual a nosotros. Inclusive al rascarnos un párpado donde podría haber miles de ácaros o caminar y matar otro tanto igual de seres microscópicos estaríamos cometiendo genocidio.

Saliendo un tanto del absurdo y moviéndonos hacia arriba, podríamos ver que el simple hecho de ejercer la agricultura sería un acto sumamente inmoral pues en ella mueren millones de lombrices, hormigas, escarabajos, orugas y muchas otras más plagas de cultivo. Inclusive comer vegetales que son un tipo de vida sería inmoral. Desde aquí podemos ver que es imposible sostener una teoría moral basada solamente en el factor de la vida.  Deberíamos de ser capaces de alguna forma trazar una línea entre aquellos seres vivos que es inmoral afectar y aquellos que no, y la vida en sí misma no nos da ninguna pauta para hacerlo.

Una vertiente de este mismo tema es “El argumento de la no violencia” el cual dice que lo correcto moralmente hablando es vivir minimizando la violencia y por ello es preferible comer vegetales a comer un animal inocente tratando así de justificar el Veganismo. Pero de igual manera tendríamos que analizar ¿A que nos referimos con violencia? Entre más vegetarianos seamos, más campos hay que cultivar y cultivar mata muchos animales. Un terreno destinado a la agricultura antes ha sido un terreno salvaje, por lo tanto cuando se ha roturado un trozo de bosque para sembrarlo, todo el ecosistema se ha eliminado. Eliminar el ecosistema implica quitar espacio para que se desarrolle la vida salvaje. El problema es más evidente en las zonas tropicales, donde el terreno agrícola se gana quemando parcelas de selva y abrasando a todo animal que viva allí. Además, la cercanía a la jungla supone otro problema añadido, el impacto que la fauna salvaje puede tener sobre los cultivos. Es bastante frecuente que al verse con una menor extensión de terreno, animales salvajes ataquen los poblados agrícolas o intenten alimentarse de la parcela, lo que implica que los agricultores se defiendan. En los últimos años la mortalidad de especies protegidas se debe más a la actividad agrícola que a la caza furtiva. Además los plaguicidas utilizados matan miles de insectos y otros animales en general. La agricultura también incrementa la violencia.

¿A caso no es más violento que al intentar salvar una res del matadero incrementemos la cantidad de cultivos para hormigassustituir su carne por vegetales terminemos sacrifiquemos un hormiguero completo? La fuerza de un hormiguero no se equipara con la fuerza de una res. Obviamente son mucho más indefensas las hormigas. Sacrificar miles de vidas indefensas a cambio de una sola sería un verdadero acto inmoral. ¿A caso la vida de las hormigas vale menos que la de una vaca?, ¿No estaríamos cometiendo una clase de especismo?

Es aquí cuando entra en juego este nuevo concepto que también es muy utilizado en el ámbito vegano y animalista. Especismo es un término que pretende igualar la discriminación por “razas” que se presenta entre los humanos a la discriminación por “especie”. Discriminar un ser vivo solo porque pertenece a otra especie distinta a la nuestra. (Si rechazas el racismo también deberías de rechazar el especismo). De nuevo una idea que pretende decirnos que debemos tratar por igual a todos los seres vivos sin importar a que especie pertenezcan. Un concepto que termina derrumbándose por los mismos motivos ya citados del Biocentrismo. Además, si hablamos de «especismo», ¿no es posible también hablar de «animalismo»?, ¿Una actitud que discrimina a muchos seres vivos sólo por ser plantas y los condena a ser alimento de animales?

Y si creyera que todos los seres vivos valen lo mismo,  ¿Qué debería hacer si en un incendio debo escoger entre salvar a una ardilla o a un niño?, ¿Qué debo hacer si debo escoger entre miles de hormigas en una granja de vidrio y un bebé? ¿Y si el incendio es en un zoológico donde en un lado hay un ser humano atrapado y del otro un dispositivo que abre todas las jaulas? Que gran dilema moral seria. Por más que pueda querer y respetar a las demás especies, en lo personal siempre preferiría salvar al humano y quien tenga dudas éticas de que hacer en estos escenarios obviamente no creo que sea el indicado para hacer las leyes de todos.

Puedo sentir empatía con los pandas, pero sin duda alguna siento más empatía con los niños. Si no fuera así, si históricamente y evolutivamente no fuéramos así, no estaríamos aquí. Ni mereceríamos estarlo. Somos un animal altruista y solidario, y tenemos la enorme capacidad de extender nuestro altruismo y solidaridad más allá de nuestra especie, a formas de vida que son radicalmente distintas a nosotros, y eso habla muy bien de nuestra especie, es un gran motivo de orgullo pero antes de pretender extender nuestra moralidad a partes iguales con los demás seres vivos debemos analizar detenidamente la situación.

Tanto en el “veganismo” como en el ámbito “animalistas” a veces se utiliza el término “sistema nervioso desarrollado” y “animal sintiente” para intentar delimitar la línea moral de aquellos seres vivos que podríamos afectar de aquellos que no sin caer en un dilema moral. Sin embargo con estos términos vagos no se define con precisión anatomofisiológica a que se refieren con “sistema nervioso desarrollado” y porque, si no que lo dejan a la imaginación de cada quien. Los sistemas nerviosos de un gusano o un insecto son bastante desarrollados y eficientes, solo hace falta ver la precisión y velocidad con la que vuela una mosca cuando intentamos aplastarla. Además también podríamos llamar “sintientes” a estos animales ya que gracias a su sistema nervioso igualmente dan muestras de dolor cuando se les lastima. ¿Cómo podemos fijar la línea moral solamente en base a la existencia de un sistema nervioso?  Tendríamos que ser aún más específicos.

concienciaTal vez para mejorar este detalle podríamos caminar a la inversa y partir de nosotros mismos. ¿Qué es lo que hace inmoral afectar negativamente a otro ser humano? Podría decirse que es la capacidad que tenemos de tener sueños, planes, esperanzas, y voluntad. En pocas palabras parece ser que es el tener consciencia de nosotros mismos. Por ello también, infligir dolor a otro ser consciente sería un acto inmoral. ¿Cómo podría ser inmoral afectar a un ser que no está consciente de sí mismo y por lo tanto no se da cuenta de lo que le ocurre?  Aquí valdría la pena hacer la distinción entre “reaccionar ante estímulos” y “sentir”. Por un lado, el primer término hace referencia a todo aquello que podría tener cierta reacción ante un estímulo externo pero que no está consciente de ello.

Las neurociencias aún no nos han podido decir si para “sentir” es necesario estar consciente de uno mismo como el caso de nosotros. Cuando estamos dormidos, podemos seguir reaccionando a estímulos, tan es así que si alguien nos mueve, habla o hace cosquillas en la nariz reaccionaremos moviéndonos aunque no estemos conscientes y no nos percatemos de ello. Si alguien nos pellizcara mientras estamos anestesiados no podríamos percatarnos del dolor. Cabe la pena preguntarse ¿Sería inmoral infligir dolor a una entidad que no puede sentirlo aunque si pueda reaccionar ante ello? Es claro que en el caso de un ser humano dormido seria inmoral pues tiene la capacidad de volver a despertar, pero por ejemplo, ¿Qué pasaría en el caso de una máquina? Podríamos decir que un automóvil puede reaccionar a nuestros estímulos. Incrementa su velocidad a la profundidad con que presionamos el acelerador, es capaz de encender sus luces conforme giramos una perilla, activar los limpiaparabrisas mientras tiramos de una palanca, etc. Sin embargo, a pesar de reaccionar a estímulos, el automóvil no es capaz de sentirlos. Nadie consideraría inmoral patear el acelerador de un automóvil andando aunque tenga la facultad de reaccionar ante ello (incrementando la velocidad) simple y sencillamente porque no puede sentir dolor por ello. Tal vez podamos concluir que para que un acto hacia otro ser sea inmoral es necesario que ese ser sienta sufrimiento a raíz de dicho acto.

Ahora podemos establecer un mejor criterio para intentar trazar la línea moral que no pudimos trazar a través del Biocentrismo, el argumento de la no violencia, el especismo o la simple existencia de un sistema nervioso. Ser auto consciente y/o sufrir. Ahora bien. ¿Los animales son conscientes y/o pueden sufrir?, Esa es la gran pregunta de los 64 millones y el mejor argumento que podríamos tener para trazar la línea moral. No afectar negativamente otros seres conscientes y/o con la capacidad de sufrir. Sin embargo, aún nadie sabe exactamente cómo surge la consciencia y si es necesario ser consciente para poder sufrir, es uno de los mayores misterios de la naturaleza, uno de los grandes acertijos que aún tiene la ciencia por delante. Ninguno de nosotros puede saber incluso si el otro ser humano que tenemos enfrente es consciente de sí mismo o simplemente es una máquina que simula ser consciente al moverse como se supone debería moverse un ser consciente y al contestar lo que se supone debería contestar un ser consciente. Solo podemos estar seguros de nosotros mismos. Mucho menos podríamos estarlo de los animales no humanos. A este problema se le conoce como la cuestión del zombi filosófico. ¿Cómo podríamos reconocer a un ser consciente de sí mismo? Imaginemos que somos capaces de crear un robot idéntico a un ser humano, que se comporta de la misma manera, responde igual, es más, es tan perfecto que cualquiera que no sepa que es una maquina lo creería un ser humano como cualquiera de nosotros. Pero digamos que su creador sabe que solo es una máquina que aparenta ser uno de nosotros pero que en realidad adentro no hay “nadie”, (Sin alma se diría coloquialmente). Un cascarón hueco que solo aparenta tener a alguien. Imaginemos que esta máquina es capaz de expresar dolor y sufrimiento como cualquiera de nosotros cuando se le maltrata, pero en realidad solo es una simulación, no es más que como un automóvil como muchos sensores. Si esta máquina existiera, ¿tendríamos la responsabilidad de ser moralmente correctos con ella? Si no hay nadie que sufra dentro de la máquina, ¿Qué sentido tendría prohibir actos inmorales contra su integridad? Por más sofisticados que fuera un automóvil, nunca consideraríamos tratarlo en un sentido moral.

Este es uno de los principales problemas con los que se enfrenta las neurociencias y la búsqueda de una inteligencia tcartificial, las cuales se detallan en el Test de Turing y el experimento de la habitación china. Por un lado el Test de Turing nos dice que si algo “parece un pato, se mueve como pato y hace como pato entonces es un pato”, es decir, que si una máquina presenta un comportamiento indistinguible de un ser consciente entonces es consciente de sí misma, mientras el experimento de la habitación China nos dice que con las instrucciones adecuadas podría haber cosas “simuladas” sin llegar siquiera a acercarse a ser lo que pretenden simular. Por ejemplo, alguien que no conoce el lenguaje chino y recibe mensajes con símbolos chinos pudiera tener un manual tan exacto en su propio lenguaje de qué hacer cuando reciba cada símbolo que podría responder cada pregunta en chino como si lo comprendiera a pesar de desconocerlo rotundamente. En pocas palabras, aún no sabemos si aparentar algo significa ser ese algo.

Nadie sabe con seguridad que es lo que hace que un ser vivo sea consciente de sí mismo y si se puede “sufrir” sin serlo. Aquí es donde radica la mayor dificultad para poder trazar una línea moral. No estoy diciendo que no haya animales con cierta consciencia de sí mismos. Cuando se entiende la teoría de la evolución se puede comprender que en la naturaleza, las propiedades de los seres vivos no son exclusivas o tajantes, en realidad son progresivas,  todo es parte de un continuo,  toda característica que presente un ser vivo seguramente estará presente en otros en mayor o menor medida. Hasta ahora parece ser que nosotros somos la especie que mayor nivel de consciencia tiene, pero seguramente “grados menores de conciencia” (que aún no sabemos qué es eso, como se producen o como pueden medirse) podrán hallarse en otros seres vivos como el caso de los chimpancés y otros primates que en ciertos experimentos han demostrado poder reconocerse a sí mismos en el espejo, que a su vez probablemente tendrán un mayor grado de consciencia que otras especies como las ardillas. Sin duda un gran número de animales presentan grandes habilidades cognitivas y capacidades de reconocimiento, y por ello valdría bien la pena comportarnos de una manera cauta y cuidadosa con ellos mejorando sus condiciones de vida, sin embargo esto no nos da señales sobre si tienen consciencia.

Por ello, la principal complejidad del argumento moral es ¿Dónde está la barrera entre los seres vivos cuya afectación es inmoral y aquellos que no?, Ojo, no estoy diciendo que los animales no tengan un factor que los haga merecedores de una actitud moral de nuestra parte, solo estoy haciendo una reflexión y cuestionando ¿Bajo qué criterios establecemos dicha línea moral de manera real y no solamente en base a nuestras creencias? Es algo que aún nadie sabe, la ciencia nos ha dado algunos indicios pero aún está lejos de darnos una respuesta y claro que mientras descubrimos la respuesta es recomendable y deseable andarnos con cuidado mejorando su condición de vida pero nunca asegurando tajantemente algo que no sabemos y menos tratando de imponerlo. No tengo la respuesta y nadie aun la tiene, y quien afirme tenerla sin mostrar las evidencias pertinentes y trate de proclamar una moral en base a ello solamente está haciendo alarde de sus creencias. Imponer un estilo de vida o infundir culpa a base a creencias si es un acto inmoral.

A menudo se escucha la frase “Los animales también piensan, sienten y tienen sentimientos”. Una frase con la que hay que tener mucho cuidado. Un error muy común que se comete es el de antropomorfizar a los demás seres vivos, es decir creer que tienen las mismas características,  necesidades, pensamientos y emociones que nosotros y no hay peor error ello. Cada especie es distinta, cada una tiene distintas necesidades y cada especie tiene sus propias el-mito-de-la-carne_4_1311763características. Para de verdad pretender tener un verdadero compromiso con el cuidado animal, es necesario hacerlo desde las bases proporcionadas por la Etología (rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales) y no solo desde lo que “creemos es mejor”. Cualquier afirmación sobre lo que los animales “sienten o piensan” sin sus correspondientes evidencias solamente es una creencia y podríamos caer en una falacia antropomórfica y/o en una falacia de apelación a los sentimientos (conmover en lugar de convencer aunque la afirmación no tenga evidencias).

Tratar de cambiar la opinión de los demás solamente basados en nuestras creencias es un grave error. Un animal tiene sus propias necesidades y si en lugar de investigar y reconocerlas le asignamos la que nosotros creemos, no estaremos más que estresándolo y haciéndolo “sufrir”. Antropomorfizar a nuestros animales es triste. Primero porque de alguna manera estamos dando a entender que si no cumplen nuestra irracional expectativa de ser humanos, no los vamos a querer. Segundo, le quitamos valor a lo que son como animales, perros, gatos, caballos, conejillos de indias, etc, y les decimos que así, simplemente, no tienen derecho a esperar cariño. Y tercero mostramos la limitada riqueza de nuestras emociones. Se les debe querer por lo que son y no por lo que en nuestras creencias queremos que sean.

La moral es humana, es lo que nos hace distintos a los animales, nos lleva a buscar formas de aprovecharlos de un modo más humano cada vez, cosa que ellos ni siquiera se plantean. Hacemos lo normal que sucede en la naturaleza (comer animales) pero con un plus, una moral que nosotros inventamos, algo maravilloso. Cuidamos a los animales aunque no sean humanos, protegemos especies y buscamos formas indoloras y rápidas de sacrificarlos. Algo que no hace ningún otro animal.

Cuando llegue nuestra hora de morir, flora y fauna se alimentará de nosotros de la misma manera que en vida nosotros lo hicimos con ellos. Así es la naturaleza y somos parte de ella, pero si alguien no quiere actuar de dicha manera y tiene las posibilidades para cambiarlo está en todo su derecho, es una decisión que solo él puede y debe tomar. Cada quien tiene el derecho a comer lo que más le agrade y no tener por qué justificar su gusto. Lo que no se vale es atacar o tratar de demostrar la inmoralidad de los que piensan diferente jugando a la superioridad moral o imponiendo su dieta a los demás.

¿Cómo deberíamos considerar al resto de especies animales con respecto a nosotros? ¿Iguales o diferentes? Si optamos por iguales entonces tendríamos todo el derecho de alimentarnos de ellos tal y como ellos lo hacen con los demás. Si optamos por diferentes porque tenemos la capacidad de pensar y ellos no, entonces deberíamos ver que es precisamente esa capacidad de pensar la que nos hace distintos a ellos y la responsable de nuestra estructura moral que no existe fuera de nosotros en la naturaleza y ya que nosotros mismos definimos esa moral, entonces está solo en nuestro derecho y en nuestra responsabilidad como queremos aplicarla con aquellos que no la tienen y no en las creencias o imposiciones de los demás.

No somos una creación privilegiada o independiente, somos hijos de la naturaleza como todos los demás seres vivos, nacimos en este planeta al igual que ellos y tenemos el mismo derecho (más no la obligación) a disfrutar y ser parte de la misma realidad. Somos parte del mismo ecosistema, somos parte de la misma naturaleza.

Dentro de los preceptos véganos, también podemos encontrar la idea de que no se debe utilizar animales para ningúntrabajo tipo de trabajo. Es más, que no se debe tener animales en cautiverio y que en su lugar deberían estar todos en libertad, esgrimiéndose en contra de circos, zoológicos, granjas, etc. Aquí el problema está en la generalización y de nuevo en la actitud de “Todo o Nada”. No podemos generalizar que toda estadía en un lugar de estos es negativa. Obviamente estoy a favor de aplicar mayores regulaciones y normativas a cualquier lugar que trabaje con animales para garantizar su integridad física y emocional (basándose en estudios etológicos, no en creencias de la gente).

Algunos veganos argumentan que los animales son más felices libres en su medio ambiente que en cautiverio, pero, ¿lo saben o solamente lo asumen?, ¿Alguna vez se los han preguntado?, ¿Cómo se comunican con ellos y logran saberlo?, La etología nos ha enseñado que el comportamiento animal es más complejo y distinto de lo que podemos creer. Aventurarse a responder preguntas como estas sin las correspondientes evidencias es equivalente a querer imponer un estilo solo por nuestras creencias a los propios animales.

La naturaleza es cruel, el mundo animal es despiadado, enfermedades, hambrunas, sequias, la ley del más fuerte. Cualquier animal sufre de estrés en su medio natural ante dichas adversidades que ponen en juego su vida. Cualquiera de nosotros es más feliz en la casa de nuestros padres sin preocuparnos por agua, comida o cualquier otra necesidad aunque tengamos que hacer algo a cambio (como un León en un circo) que viviendo por nuestra propia cuenta en “estado salvaje”, Ojo, no quiero antropomorfizar, solo estoy cuestionando ¿Cómo sabemos si con los animales no ocurre algo similar?, ¿Cómo sabemos si algunos animales como una vaca no prefieren tener una vida tranquila pastando en una granja y dando leche que viviendo bajo la presión de la vida salvaje a la que estaban sometidos sus antepasados?, ¿Por qué si la evolución y la separación entre especies son factores continuos no valdría la pena suponer que algunos animales deberían compartir esta preferencia nuestra a una vida cómoda? No me atrevería a declarar que así es sin tener la correspondiente evidencia, pero si a reflexionar que para contestar este tipo de preguntas es necesario contar con evidencias y no solo con nuestras creencias. Y claro apoyando la causa de que se presione para que cualquier persona o institución con animales cumpla normativas que le obligue a proporcionarles las mejores condiciones posibles según su especie.

paredes cristalOtra situación de la que se habla es de como los modernos métodos de producción intensiva de carne condenan a los animales a un sufrimiento de por vida y que deberíamos sentirnos avergonzados ante las imágenes que abundan en la red de las pésimas condiciones que padecen en granjas industriales. Pollos deformados hasta la monstruosidad, cerdos plagados de llagas y tumoraciones, reses sacrificadas en plena consciencia. La verdad es que existe mucha información sesgada, exagerada y manipuladora en la red sobre este tema. Videos donde se pretende demostrar las grandes atrocidades que sufren en las granjas como el famoso video “Si los mataderos tuvieran paredes de cristal todos seriamos vegetarianos” donde muestra una selección de imágenes grotescas alejadas de la realidad de la mayoría de mataderos. Obviamente no dudo ni por un momento que situaciones como estas se vivan en distintas partes del mundo, y claro que hay que hacer presión social para que dejen de suscitarse, mas sin embargo la mayoría de mataderos industriales hoy en día se deben acatar a una serie de reglamentos de ética y sanidad como este publicado en la página de SAGARPA. Normativas que podemos ver en acción en videos como estos –1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12,13,14,15 – donde se muestran las mejores prácticas que deben acatar las instituciones con manejo de carne para consumo y que distan mucho de lo que se presenta en «si los mataderos tuvieran paredes de cristal…». Es mi opinión de nuevo, que más que satanizar o prohibir, la visión debería ser la de formar mejores mecanismos regulatorios que permitan garantizar la menor cantidad de sufrimiento posible en estos lugares.

¿Es moralmente deseable disminuir el sufrimiento de los animales con métodos de sacrificio más humanitarios a pesar de no saber si tienen la suficiente consciencia para sufrir?, si claro que sí. El sufrimiento ocasionado solo por diversión, negligencia o ignorancia es definitivamente una situación que se debe perseguir y disminuir tanto por el bienestar animal como también por lo que significa tener individuos con estas actitudes en nuestra sociedad. Siempre usando el convencimiento y la razón y nunca a través de la imposición o la culpa.

¿Es moralmente aceptable alimentarse de animales? Hasta no tener evidencias palpables de que se está truncando la esperanza de seres conscientes en términos de deseos, intensión y voluntad es imposible responder la pregunta de manera acertada. Cualquier intento de hacerlo sería meramente especulativo. Tendríamos que estar truncando las posibilidades de desarrollo de un ser consciente de sí mismo para considerarlo un problema moral. De no ser conscientes los animales no podríamos considerarlo más inmoral que alimentarnos de vegetales. Sin duda estoy de acuerdo en que es una pregunta difícil de resolver y más cuando se intenta apelar a nuestras emociones que a la evidencia.

Antes de emitir un juicio personal a favor o en contra del veganismo, me gustaría analizar algunos otros puntos que son sin lugar a dudas igualmente imprescindibles, lo cual estaré realizando en las siguientes par de entregas que tendré más adelante.

Acerca de J. Antonio M. Martell

¿Que es la existencia? ¿Como se define la realidad? ¿De donde venimos? ¿Tenemos un propósito? ¿Tenemos poder de elección o todo es una ilusión?  Estas y otras mas son las preguntas que a diario me hago, como profesional estudié y trabajo en la Ingeniería de Sistemas, como persona tiendo a ejercer mi capacidad de raciocinio para pensar y reflexionar sobre todos los temas y maravillas que existen en el universo, dándome el poder de llevar la capacidad de mi mente mas allá de los límites diarios, la imaginación da el toque especial a la actividad “Sapiens” con lo cual el viaje en las posibilidades se hace mucho mas interesante. Intereses: Cosmología, tiempo y espacio, universo, ciencia, mecánica cúantica, inteligencia, conciencia, misterio, vida, muerte, existencia, biología

Publicado el 21 febrero, 2014 en Sin categoría y etiquetado en , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 11 comentarios.

  1. BRILLANTE,esta primera parte de tu disertación hace honor y con creces al nombre de tu blog,una manera racional y libre pensadora de enfocar ciertas falacias en torno al veganismo.

    • Muchas gracias por tu comentario. Desafortunadamente las falacias están presentes en cualquier tema y reconocerlas es el primer paso para intentar tratarlos de manera seria. Pronto estaré publicando el siguiente par de partes restante.

  2. amigo que buen articulo en verdad! te felicito

  3. Creo que todo lo que argumentas acá esta respondido en http://www.respuestasveganas.org/ Es fácil delimitar, podemos poner de ejemplo el sensocentrismo, los que sienten (tienen un SNC) y los que no sienten. Los que sienten deberían recibir consideración. Respecto a los insectos http://www.respuestasveganas.org/2006/10/argumento-el-vegetarianismoveganismo-no_1092.html En esa página te responde todo lo que argumentas y a diferencia de este post, ahí si hay fuentes, por lo que es fácil corroborar y no es opinología.

  4. Has cometido una falacia de primer orden. Pensar que los vegetarianos consumen más terreno de cultivo que los carnívoros. Te olvidas de los vegetales necesarios para alimentar a los animales que comemos. Se pierde una inmensa cantidad de energía en el paso de vegetal a carne. Y también agua.
    Así que no, un vegetariano o vegano no consume más terreno ni recursos que un carnívoro ni de lejos. Es una opción tanto ética como de recursos.
    Y más nos vale ir cambiando poco a poco.

  5. Me encanta como les respondes a quienes están de acuerdo contigo pero a quienes señalan un error, de los varios que tienes, ni los buenos días. No me parece muy de pensador crítico el ignorar opiniones divergentes a la propia y más si tienen base. ¿Has siquiera sacado unos diez minutos de tu tiempo para investigar lo que has dicho? Seguramente no, porque te resbalas bastante.
    Aunque no importa, muy pocos realmente se tomarán el tiempo de investigar si lo que dices es cierto o no ya que tu tarea es bien sencilla: justificar los hábitos y preferencias de la mayoría de las personas, así como apaciguar un poco la culpa que puedan tener por el hecho de que deciden asesinar animales inocentes para comer, cuando ya está demostrado científicamente, hasta el cansancio, que no es necesario para nuestra supervivencia. No importa que mientas directamente al decir, o dar a entender, que se necesitará más terreno para cultivar en una dieta vegana, lo que es falso ya que se necesita bastante más terreno para alimentar a una persona que come carne que a un vegano, además de que, por ejemplo, la vaca necesita 15 veces más calorías de las plantas que nosotros, así que lo mejor sería comer las plantas directamente y así aprovechamos más cantidad de comida; incluso sacas la carta de la deforestación de los bosques y selvas tropicales sin mencionar, por supuesto, que hasta el 80% de los terrenos deforestados son utilizados para la ganadería, no para agricultura.También ignora el hecho de que la falacia de apelación a los sentimientos solo se da cuando se discuten aspectos que no los involucran. Que consideres falaces los argumentos en favor de los sentimientos de ellos demuestra que no entiendes el veganismo, pues este estilo de vida tiene como raíz el bienestar y la consideración hacia los animales, así argumentar con sus sentimientos es más que lógico.
    Tú ignora todo y sigue difundiendo errores y excusas para justificarte a ti y a las personas, en eso sí eres bueno;)

  6. Muy buen artículo, excepto por algunos detalles como los que te mencionaron arriba. No me convence todo el razonamiento ético, pero lo que quería comentarte es lo siguiente. No sé si conoces la declaración de la conciencia animal de Cambridge, te recomiendo verla/leerla. Al parecer el tema es menos incierto de lo que planteas, aunque aun hay científicos que reconocen que los animales tienen emociones a la vez que mantienen en incertidumbre la cuestión de si poseen conciencia, como la esposa de richard dawkins (no recuerdo su nombre, pero con esta referencia encuentras sus trabajos de inmediato)

  7. No está mal el artículo, con las salvedades que no has respondido, es muy interesante
    . ¿Y qué piensas del maltrato y la tortura animal como «fiesta nacional»?

  1. Pingback: Veganismo y animalistas. Parte 3 de 3: Experimentación animal, misantropía, terrorismo y conclusiones finales. Reflexión sobre algunas falacias, mentiras y mitos a su alrededor. | El arte de pensar

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